Probando otros sabores de GNU/Linux

Hace algo más de un mes cambié el disco de mi notebook y tuve que reinstalar todo. Y por primera vez desde que uso GNU/Linux, instalé en mi PC principal algo que no es Slackware. Pasé más de 20 años usando exclusivamente Slackware en mis PCs de trabajo. Probé otras distros en otras PCs o en máquinas virtuales, pero con ninguna había trabajado demasiado en serio. Ahora intenté con Fedora 32. Esperaba encontrar problemas durante la transición, y lo hice. Pero no fueron del tipo de problemas que esperaba.

Slackware es una distro increíblemente simple. Todo está a una linea de distancia, casi sin intermediarios ni parches raros (todo es vanilla). Pero eso no es sinónimo de fácil. No hay bonitas interfaces gráficas para instalación y configuración. No hay paquetes precompilados ni gestión de dependencias. Los repos no suelen tener todo lo que uno busca (aunque sbopkg y los repos de Alien Bob te cambian a vida). Cuando algo falla, las respuesta de google no suelen ser para esa distro. Pero yo a esta altura la conocía de pies a cabeza y ya casi no renegaba porque le sabía todas las mañas. Y además lo tenía muy muy personalizado.

Mi primer y mi último Slackwares. A la izquierda, versión 7.1, del año 2000; a la derecha, 14.2, de 2016 (actualizada a
"current" en 2020, se ve igual). Arriba, el instalador. Abajo,el 1er booteo luego de instalado. Cero sorpresas, 100% confiable.

Quise probar por un tiempo con una distro más popular, algo más orientada a seres humanos convencionales, y no tanto a programadores u otros ejemplares altamente especializados. Me viene bien hacer algo de experiencia con una experiencia de uso más usual (valgan las redundancias), y ver además que tal andan o se ven ZinjaI y PSeint allí. Evité Ubuntu porque a ese ya lo conocía de tanto usar en VMs. Y elegí Fedora porque además hace tiempo que viene de serie con Wayland en lugar del viejo XOrg, y eso era algo con lo que me interesaba experimentar particularmente.


Al principio todo parecía fluir sin problemas, pero se empezaron a notar las costuras en muy poco tiempo. Me pasaban cosas como que el gestor de ventanas dejaba de responder al mouse (y a la touchscreen), aunque sin estar "colgado" (sí respondía al teclado). Eso no es un detalle menor. Y estaba en un Fedora recién instalado, sin adicionales, y en un hardware bastante común y no demasiado nuevo. En muchas aplicaciones no me funcionaban correctamente los atajos de teclado (empezando por ZinjaI, PSeInt, y casi cualquier cosa sobre wxWidgets). Al querer personalizar los atajos del sistema, había combinaciones que no me aceptaba porque ya estaban asignadas a otra cosa; pero esa "otra" cosa no estaba en ninguna lista de atajos a configurar (los encontré solo con dconf). Etc...

Luego, la filosofía de GNOME y sus criterios es algo que nunca entendí. Cosas como ponerle adrede un delay al Alt+Tab, del que parece que todo el mundo se queja, y no ofrecer una opción simple para sacar ese delay. O que el teclado en pantalla aparezca cada vez que toco la pantalla, aunque tenga un teclado físico. Son cosas muy muy molestas y que solo se arreglan con extensiones. Unas 10 extensiones más tarde, GNOME estaba más o menos como quería... Hasta que una actualización de GNOME deja fuera de servicio alguna extensión clave. Sumando esto a los problemas del párrafo anterior, se terminó de agotar mi paciencia.

Cambié a Xorg (sobre la misma distro y con el mismo escritorio) y la mayoría de los problemas graves desaparecieron. No dejan de sorprenderme esos errores, porque es una distro muy muy usada y que utiliza Wayland+GNOME por defecto desde hace años. Y no le hecho casi nada de culpa a Wayland, sino a la combinación, faltan ajustar varias tuercas.

Pero volviendo a la filosofía del escritorio de GNOME, las diferencias son insalvables. No permite configurar cosas que para mí son básicas, y sí cosas que no veo a quién le importe. Todo lo contrario a dos escritorios que siempre me gustaron por tener justo todo lo que necesito y nada más: xfce y Cinnamon. Eran los que usaba en Slackware desde que KDE se volvió monstruosamente grande (desde los días de kde3). Instalé Cinnamon en Fedora, y usándolo sobre XOrg en lugar de Wayland, ahora sí todo parece fluir sin problemas. Tanto que no terminé de configurar el Slackware que quedó a la par como era mi plan original (además no tuve tiempo), sino que estoy usando exclusivamente este Fedora a diario y ya no me quejo.

 

No voy a negar que es muy lindo y fácil acostumbrarse a tener todo en los repos, a los paquetes binarios (no tener que compilar cada cosa extra), y la gestión de dependencias automática. Así que por el momento voy a seguir con Fedora, en mi nueva configuración, y dejaré el escritorio por defecto para testear PSeInt, ZinjaI y mis otras herramientas cada tanto. Me sirvió por ejemplo para notar que el editor de diagramas de flujo no funcionaba en Wayland, y eso ya está emparchado para la próxima release de PSeInt. O que si se instala wxFormBuilder mediante flatpack, no es nada fácil configurar su integración en ZinjaI. Y así, varios "detalles" que hay que mejorar.

Me falta terminar de configurar cosas en mi entorno de desarrollo para que pueda volver a automatizar las compilaciones para todas las plataformas de PSeInt y ZinjaI, y por eso se han demorado los lanzamientos. El toolchain para MacOS (que es el más complicado) ya está listo, me faltan Windows y las dos variantes de GNU/Linux (aunque estas van en VMs, así que salen derecho). Y de paso estoy pensando en agregar alguna opción sobre ARM (para Raspberry Pi y Chromebooks). Veremos qué más aporta con el tiempo esta variedad, y si consigo finalmente superar mi adición a Slackware.