Hoy se cumplen 10 años desde que comenzó formalmente mi actividad como docente. Les cuento que cuando empecé a estudiar no tenía intención de hacer una carrera docente ni de quedarme atado a la universidad. Pero al poco tiempo mis planes cambiaron. Tal vez porque tuve de ejemplo algunos docentes excepcionales que despertaron mi interés y admiración; y el hecho de que mis viejos también hayan sido docentes seguramente contribuyó a formar esa vocación latente desde antes. Lo cierto es que ahora es algo que en verdad disfruto, aunque a veces me escuchen refunfuñar al respecto.
De entre las muchas cosas que viví en estos primeros 10 años, hay una en particular que no me esperaba: el año pasado me tocó hablar en el acto de colación. No se cómo cómo me eligieron, sí se que hay otros docentes con más para decir que yo, pero de alguna forma me tocó a mi. Hoy se me ocurre, en ocasión de esta particular efeméride, compartirles aquel discurso en vez de escribir un post nuevo, ya que va dirigido a los egresados, los que llevan el fruto de nuestros esfuerzos como docentes.
Si les gusta, gran parte del crédito va para mi esposa, que hizo las veces de editora y con su espíritu de tester despelechó sin piedad mis primeros borradores.
Buenas noches a todos. Agradezco mucho la oportunidad que me dieron de dirigirles unas palabras a estos egresados.
Antes que nada, los tengo que felicitar, a cada uno de ustedes, y a sus familias, por este inmenso logro, y por todo el esfuerzo que hicieron. Ahora están listos para recibir esos aplausos que les corresponden. Pero tengo que advertirles que esto recién empieza, que lo mejor de la carrera arranca hoy. Esa que ustedes eligieron hace 2, 3, 5, 10 años, lo que sea, seguramente sin siquiera tener mucha idea de en qué se estaban metiendo. Esa para la que se prepararon tanto todo este tiempo, arranca hoy.
Les cuento que tuve la suerte de ser parte de esta universidad desde varios roles diferentes. Como alumno de grado primero, de posgrado después, y a la par (y contando) también como docente. Y es desde este último rol, como circunstancial representante de los docentes de la casa, desde donde vengo a hablarles hoy. Hablarles a todos parece tan fácil y tan difícil a la vez. Fácil porque hay tantas cosas para decir al respecto y sobre este momento lindo que les toca; y difícil porque hay tantas carreras e historias diferentes, y es todo una responsabilidad, y un desafío, porque tengo que elegir bien las palabras para que no se me duerman, y de paso se lleven algún mensaje.
Pues bien, voy a empezar por agradecerles, y pedirles perdón. Es nuestro principal trabajo como docentes ayudarlos a llegar a esta instancia, y que lo hagan de la mejor manera posible, así que no podemos evitar sentirnos parte de este logro. Por eso les agradezco, por darle sentido a nuestro esfuerzo y por permitirnos compartir esta alegría. Y también aprovecho para pedirles perdón, por todas las veces en que sin querer se la complicamos más de lo necesario. Ustedes han logrado llegar a este título, en parte "gracias a" sus docentes, pero también en parte "a pesar de" sus docentes. Siempre tratamos de llevar nuestra mejor versión a las aulas, así que espero que haya sido mucho más de lo primero que de lo segundo, pero obviamente somos humanos y no estamos exentos de errores.
Una de las dos o tres materias que suelo dictar, está en el primer cuatrimestre del primer año, y eso es algo que me gusta mucho, porque me permite hablarles a la primer versión de ustedes como universitarios, cuando todavía son casi una hoja en blanco, con todos los sueños y las expectativas intactas, todavía con el miedo de estar empezando y no saber lo que se viene, y muy dispuestos a dejarse sorprender. Por eso me gusta robarle un poquito de tiempo al tema de la primera clase, y usarlo para tratar de motivarlos, de entusiasmarlos con la carrera, y convencerlos de que están empezando algo lindo y grande. Y les aclaro siempre al principio, que aunque yo sea el mejor docente del mundo, si ustedes no se ponen las pilas, no van a llegar a ningún lado. Y también por el contrario, que aunque yo sea el peor docente del mundo, si ustedes de verdad se lo proponen y se esfuerzan, van a avanzar igual. Así que el mayor mérito es obviamente de ustedes.
Hoy tengo la suerte de poder hablarles desde la otra punta del camino, y ustedes seguramente ya no son los mismos. Habrán crecido y cambiado mucho en el proceso; madurado. Habrán confirmado que efectivamente no sabían en qué se estaban metiendo, que era mucho más difícil de lo que esperaban, que iban a tener que hacer un montón de sacrificios para avanzar... Pero si llegaron hasta acá, hasta el final, por algo es. Y me atrevo a suponer que en buena parte es porque igual les gustó eso con lo que se encontraron. Porque todas las carreras son muy muy difíciles, y uno no puede salir airoso de semejante exigencia si no encuentra una buena motivación para hacerlo. Es un camino muy largo y con demasiados obstáculos como para recorrerlo a desgano. Así que puedo afirmar, que seguramente todos ustedes encontraron en sus carrera algún área, algún tema, alguna aplicación, alguna salida, algo que sí les gustó de verdad, tanto como para querer seguir adelante y ganarse la posibilidad de vivir haciendo eso.
Y aquí viene lo importante. Cada uno de los títulos que hoy se entrega abre las puertas a muchísimas posibilidades de trabajo, y ahora, gracias a esta formación, tienen la chance de *elegir* una de ellas, de *elegir* trabajar y vivir de ese algo que descubrieron o confirmaron que les gusta. Y eso es muy muy valioso. Somos pocos los que tenemos ese privilegio de poder elegir, y poder hacer día a día algo que nos gusta, o algo que nos llena. Ustedes se ganaron eso. Espero que sepan apreciar el inmenso valor de esta posibilidad, y estén siempre agradecidos de haber tenido la oportunidad de alcanzarla. Que esto los motive para las próximas etapas de su vida, les permita disfrutar de su profesión, ejercerla con orgullo y responsabilidad como corresponde, y retribuir a la sociedad por esa suerte que supieron ganarse. Porque, como a veces digo en clases, y ya lo habrán confirmado con su experiencia, "estudiar trae suerte". Así que disfruten de lo que lograron, pero tampoco se queden solo con eso. Sigan alimentando esa *suerte*, estudiando y aprendiendo, día a día en sus futuros trabajos, para que sean cada vez mejores profesionales, y sobre todo para que no pierdan la motivación y el interés por esto que eligieron hacer. Para que puedan sacarle el jugo y disfrutar de lo que aprendieron y consiguieron en esta etapa.
Y obviamente que no hablo solo de los conocimientos técnicos, sino de todo lo que se llevan, como profesionales, y también como personas. Como sucede con todo lindo recuerdo, mejora con el tiempo. Espero que este sea uno de esos, y que cuando miren hacia atrás dentro de varios años lo hagan con una sonrisa y tal vez una pizca de nostalgia.
Antes que nada, los tengo que felicitar, a cada uno de ustedes, y a sus familias, por este inmenso logro, y por todo el esfuerzo que hicieron. Ahora están listos para recibir esos aplausos que les corresponden. Pero tengo que advertirles que esto recién empieza, que lo mejor de la carrera arranca hoy. Esa que ustedes eligieron hace 2, 3, 5, 10 años, lo que sea, seguramente sin siquiera tener mucha idea de en qué se estaban metiendo. Esa para la que se prepararon tanto todo este tiempo, arranca hoy.
Les cuento que tuve la suerte de ser parte de esta universidad desde varios roles diferentes. Como alumno de grado primero, de posgrado después, y a la par (y contando) también como docente. Y es desde este último rol, como circunstancial representante de los docentes de la casa, desde donde vengo a hablarles hoy. Hablarles a todos parece tan fácil y tan difícil a la vez. Fácil porque hay tantas cosas para decir al respecto y sobre este momento lindo que les toca; y difícil porque hay tantas carreras e historias diferentes, y es todo una responsabilidad, y un desafío, porque tengo que elegir bien las palabras para que no se me duerman, y de paso se lleven algún mensaje.
Pues bien, voy a empezar por agradecerles, y pedirles perdón. Es nuestro principal trabajo como docentes ayudarlos a llegar a esta instancia, y que lo hagan de la mejor manera posible, así que no podemos evitar sentirnos parte de este logro. Por eso les agradezco, por darle sentido a nuestro esfuerzo y por permitirnos compartir esta alegría. Y también aprovecho para pedirles perdón, por todas las veces en que sin querer se la complicamos más de lo necesario. Ustedes han logrado llegar a este título, en parte "gracias a" sus docentes, pero también en parte "a pesar de" sus docentes. Siempre tratamos de llevar nuestra mejor versión a las aulas, así que espero que haya sido mucho más de lo primero que de lo segundo, pero obviamente somos humanos y no estamos exentos de errores.
Una de las dos o tres materias que suelo dictar, está en el primer cuatrimestre del primer año, y eso es algo que me gusta mucho, porque me permite hablarles a la primer versión de ustedes como universitarios, cuando todavía son casi una hoja en blanco, con todos los sueños y las expectativas intactas, todavía con el miedo de estar empezando y no saber lo que se viene, y muy dispuestos a dejarse sorprender. Por eso me gusta robarle un poquito de tiempo al tema de la primera clase, y usarlo para tratar de motivarlos, de entusiasmarlos con la carrera, y convencerlos de que están empezando algo lindo y grande. Y les aclaro siempre al principio, que aunque yo sea el mejor docente del mundo, si ustedes no se ponen las pilas, no van a llegar a ningún lado. Y también por el contrario, que aunque yo sea el peor docente del mundo, si ustedes de verdad se lo proponen y se esfuerzan, van a avanzar igual. Así que el mayor mérito es obviamente de ustedes.
Hoy tengo la suerte de poder hablarles desde la otra punta del camino, y ustedes seguramente ya no son los mismos. Habrán crecido y cambiado mucho en el proceso; madurado. Habrán confirmado que efectivamente no sabían en qué se estaban metiendo, que era mucho más difícil de lo que esperaban, que iban a tener que hacer un montón de sacrificios para avanzar... Pero si llegaron hasta acá, hasta el final, por algo es. Y me atrevo a suponer que en buena parte es porque igual les gustó eso con lo que se encontraron. Porque todas las carreras son muy muy difíciles, y uno no puede salir airoso de semejante exigencia si no encuentra una buena motivación para hacerlo. Es un camino muy largo y con demasiados obstáculos como para recorrerlo a desgano. Así que puedo afirmar, que seguramente todos ustedes encontraron en sus carrera algún área, algún tema, alguna aplicación, alguna salida, algo que sí les gustó de verdad, tanto como para querer seguir adelante y ganarse la posibilidad de vivir haciendo eso.
Y aquí viene lo importante. Cada uno de los títulos que hoy se entrega abre las puertas a muchísimas posibilidades de trabajo, y ahora, gracias a esta formación, tienen la chance de *elegir* una de ellas, de *elegir* trabajar y vivir de ese algo que descubrieron o confirmaron que les gusta. Y eso es muy muy valioso. Somos pocos los que tenemos ese privilegio de poder elegir, y poder hacer día a día algo que nos gusta, o algo que nos llena. Ustedes se ganaron eso. Espero que sepan apreciar el inmenso valor de esta posibilidad, y estén siempre agradecidos de haber tenido la oportunidad de alcanzarla. Que esto los motive para las próximas etapas de su vida, les permita disfrutar de su profesión, ejercerla con orgullo y responsabilidad como corresponde, y retribuir a la sociedad por esa suerte que supieron ganarse. Porque, como a veces digo en clases, y ya lo habrán confirmado con su experiencia, "estudiar trae suerte". Así que disfruten de lo que lograron, pero tampoco se queden solo con eso. Sigan alimentando esa *suerte*, estudiando y aprendiendo, día a día en sus futuros trabajos, para que sean cada vez mejores profesionales, y sobre todo para que no pierdan la motivación y el interés por esto que eligieron hacer. Para que puedan sacarle el jugo y disfrutar de lo que aprendieron y consiguieron en esta etapa.
Y obviamente que no hablo solo de los conocimientos técnicos, sino de todo lo que se llevan, como profesionales, y también como personas. Como sucede con todo lindo recuerdo, mejora con el tiempo. Espero que este sea uno de esos, y que cuando miren hacia atrás dentro de varios años lo hagan con una sonrisa y tal vez una pizca de nostalgia.
Una de las primeras cosas que pensé cuando me pidieron que prepare este discurso fue: ¿qué me hubiese gustado que me digan a mi cuando me recibí? No fue hace taaanto, pero la verdad es que no encontré una respuesta concreta. Pasan tantas cosas juntas en ese momento de la vida que cuesta elegir una. Pero sí hay algo que con el tiempo me sorprendió gratamente, y que podría tratar de adelantarles, a modo de spoiler: están mejor preparados de lo que creen. Una vez escuché a Ron Gilbert decir lo siguiente: "a veces es realmente importante ser lo suficientemente estúpido como para no darse cuenta de que algo no es posible". Creo que eso es lo que quiero que me digan en cada nueva etapa. De alguna forma resume cómo me sentía cuando elegí mi carrera, cuando pensaba que me podía llevar al mundo por delante, y soñaba con hacer cosas increíbles. Pero después, cuando uno va madurando, y empieza a enfrentarse de a poco a "la vida real", la perspectiva cambia. Las responsabilidades se agrandan, el margen de error se achica, tenemos que bajar a tierra, y nos empezamos a sentir más indefensos. Para muchos esto será el cierre de una etapa, y, sobre todo, el comienzo de otra desconocida. Y eso asusta ¿no? El "nene nene, ¿qué vas a ser cuando seas grande?" pasó de ser una canción a ser una verdadera preocupación.
Pero estos años desde que me recibí me mostraron que esa percepción no es correcta. Claro que ahora sí tenemos otros problemas, y muchas más responsabilidades, es innegable. Pero no es cierto que estemos más indefensos, sino todo lo contrario. Sepan que la experiencia de enfrentar y superar todos los retos que les planteó la carrera, les hizo acumular una buena caja de herramientas, donde no solo está el conocimiento técnico, sino también muchas otras competencias igualmente útiles y necesarias para estos nuevos desafíos. Así que los invito también a recordar por qué eligieron este camino, y las proyecciones locas que tenían en ese momento sobre cómo llegarían al día de hoy. Y aunque no se condigan con el presente (casi nunca lo hacen), sepan que esos sueños los ayudaron a llegar hasta aquí, y póngase a maquinar nuevas y más locas ideas para soñar hoy, y usar como motor para inventarse un mañana.
Ya como cierre, y para no aburrirlos más, voy a tomarme la licencia de reinterpretar un pensamiento prestado del mundo del deporte. Les cuento que soy de los que creen que deporte y vida enseñan mucho el uno del otro. Hay una frase anónima muy conocida en el mundo del atletismo que asegura que las medallas no se ganan en las competencias... Dice: "Las medallas se ganan en los entrenamientos. En las competencias solo se retiran." Hoy vinimos todos a celebrar que después de tantos y tan duros años de entrenamiento, ustedes están listos para la competencia. Así que es hora, entonces, de que empiecen a retirar sus medallas.
Geniales palabras, Pablo. Estoy casi a mitad de carrera y leer eso es una motivación a querer llegar. Gracias!
ResponderEliminarCongratulaciones, por tu primer tu primer Década, … Muy buen discurso, pienso que también es copyleft =)
ResponderEliminarProverbios
La vida te da energía, la meta la ponés tú.
Dicen que solo sabés algo cuando podés explicárselo a otro, y ese otro realmente aprendió.
Haz todo el bien que puedas, a todas las personas que puedas y de todas las formas que puedas, durante el tiempo que puedas.